La cruzada personal de Verdú contra el universo progresa adecuadamente, y este fin de semana ha protagonizado nuevos enfrentamientos con varios de sus compañeros, llegando a resultar bastante cansino.
La responsable de la última gran polémica ha sido la bandeja de fruta que recibieron Yola y Juan Miguel, tras proclamarse ganadores (incontestables a mi juicio, por mucho que le duela a Chiqui) del concurso de HulaHop caribeño.
Los Glam compartieron la comida con todos nada más recibirla, pero olvidaron comprobar que estuviera todo el mundo presente al ofrecerla. Esto provocó que, mientras algunos se habían guardado hasta once piezas de fruta en la mochila, otros como David (qué casualidad) apenas la habían catado.
Verdú se percató de lo ocurrido al día siguiente, y, tras preguntar sobre el tema a los demás y obtener evasivas por respuesta, no dudó en denunciar el crimen a la máxima autoridad de Cayo Guadalix, la siempre respetable Súper (¿sigue siendo Pepa?). Y es que, cómo es lógico, durante la semana de Supervivientes no está permitido esconderse comida en la buchaca.
Los reproches de David hacia sus compañeros en este tema son ridículos, y la actitud que adoptó me resultó bastante hipócrita.
En primer lugar, porque el descuido de Yola no es ni tan siquiera eso. Con el ambiente erótico festivo que reinaba el viernes noche en la casa, pretender que alguien ande verificando que todo el mundo ha tenido su parte equitativa de fruta es completamente absurdo. Suficiente hicieron Berrocal y Juan Miguel ofreciendo su premio al resto.
Pero es que además, como él mismo afirmó, lo que le molestó no fue que los demás estuvieran haciendo trampas, sino que no hubieran contado con él para hacerlas. ¿A santo de qué viene entonces acusarles en el confesionario?
David está perdiendo los papeles por momentos y bajo mi punto de vista, se está equivocando.
Coincido con Sofía cuando opina que está "emparanoiado" con que todos están en contra suya y también cuando le dice que sus formas son excesivas y violentas. Verdú lleva unos días de mal rollo permanente, y la mayoría de las veces que le vemos es para quejarse de algo o de alguien.
No sé a vosotros, pero a mi me está empezando a aburrir; y lo lamento mucho porque creo sinceramente que es un gran tipo.
El problema de David se llama Marta y se apellida López, pero él parece haber perdido un poco de vista el objetivo.
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| Yago y Casado se han reconciliado |
También es cierto que tener a Martita en tu contra debe volver loco a cualquiera. López no desaprovecha ninguna ocasión de poner a alguien más en contra de Verdú. El sábado sacó de contexto las palabras de David a Yola para meter cizaña con alevosía entre los dos. "Te ha llamado tonta", le dijo la VIP a la Glam.
Llamar tonta a Yola Berrocal debería ser incluido en la lista de
pecados cardinales que ella misma confeccionaba el otro día con Saray. David no hizo tal cosa en ningún momento, y por suerte tuvo la ocasión de aclarar el malentendido con ella, tras dejarse aconsejar por Gerardo.
Se menosprecia a si misma Marta cuando dice que "tan mala no puedo ser". Yo creo que sí que puede serlo, y mucho más aún. Empiezo a pensar que ni siquiera es consciente de los niveles de perversión a los que llega su cerebro podrido.
Marta es de esas personas que se cree sus propias mentiras. Sin ir más lejos, el otro día negaba haber aplaudido a David pocos minutos después de haberlo hecho en su propia cara.
Pero si hay algo que alimenta aún más el rechazo que a muchos nos provoca esta señora, es el bochornoso espectáculo que montan sus amigos los colaboradores para defenderla caiga quien caiga.
El trato de Belén Rodríguez hacia Vanessa y Verónica en el Debate me pareció lamentable. El domingo quedó patente que esta periodista es capaz de inventarse cualquier cosa con tal de defender a su amiguita, lo cual dice mucho de su profesionalidad y de ella misma.
Excusarse en que "es mi opinión" para decir según qué cosas es intolerable. La última teoría de Rodríguez es que David está perdidamente enamorado de Marta López, y es eso lo que le hace enfrentarse constantemente a ella y estar tan nervioso.
Me importa bien poco lo que ocurriera entre Marta y Verdú hace siete años, pero creo que si Belén creyera realmente lo que dijo no hubiera tenido la sangre fría de decirle algo así a la mujer de David sin torcer el gesto.
Dice también Belén que la mayoría de los participantes del Reencuentro únicamente buscan promocionarse y volver a vivir del cuento un rato, mientras que Marta ha entrado para ganar.
En este caso puede que sí que tenga parte de razón, pero a mi saberlo lo único que me provoca es tener aún más ganas de ver desfilar a la López y al wey cuanto antes.
Desde luego con defensas como estas no creo que tengamos que esperar demasiado.
Por lo pronto, tienen todas las papeletas para volver a sentarse en el banquillo de los nominados el jueves, algo que probablemente hará reaccionar a más de uno en la casa.
Dos semanas les doy.
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